Fue en 1942 cuando un grupo de religiosas “Hijas de Cristo Rey” llega a Jaén para fundar un colegio. Se ubicó en la calle Obispo Aguilar y aquellas religiosas que formaban una pequeña comunidad venían con ilusión y llenas del carisma de su fundador, abriendo sus puertas y sus corazones a las familias jiennenses, que pronto comienzan a llevar allí a sus hijos.
Era una pequeña casa con patio central de seis columnas y una fuente que día y noche manaba un agua cristalina.
Tras la puerta del nº 1 de Obispo Aguilar se encontraba la hermana Virtudes, que cada mañana recibía con “Cristo Reina” a las alumnas, pequeñas y mayores. Sí, mayores porque había una clase dedicada a “Cultura General”, en la que se impartían materias como costura, bordado, mecanografía e incluso piano.
La familia Cristo Rey iba en aumento y cada año se abrían nuevas aulas.
En el curso 1949-50 llega el momento en que las alumnas deben hacer su Primera Comunión. La capilla del colegio es pequeña y tienen que pedir ayuda a las Hermanas Dominicas cuyo convento, situado en la calle Muñoz Garnica, cuenta con una amplia capilla.
Siguen avanzando los cursos y las calles de Jaén se van llenando de uniformes azul marino con tres tablas, llevando en la central el escudo J.H.S., cuello blanco, guantes blancos y sombrero.
En mayo de 1953 también la capilla de las Hermanas Dominicas resulta pequeña y las Primeras Comuniones se celebran en la Parroquia de San Ildefonso.
Más tarde, el colegio se complementará con un internado en el nº 11 de la calle Muñoz Garnica. Se abre una nueva casa para las alumnas que van a estudiar Magisterio y se celebran en esta nueva casa todas aquellas actividades que no se pueden celebrar en la más pequeña de Obispo Aguilar.